NOT KNOWN FACTS ABOUT VIERA VIDENTE

Not known Facts About viera vidente

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El espíritu humano nunca ha dejado de experimentar ese oscuro deseo de trascender el tacto, de acrecentar los surcos invisibles, de transitar a tientas las sendas interiores en busca de un nivel paradisíaco, fuera del Tiempo y de la Historia.

Rolland de Réneville insiste en que no es posible develar los secretos de la obra baudelaireana sin referirse a Pasqually y Swedenborg. El primero por sus Strategies sobre la fatalidad del destino del hombre y el segundo por su doctrina de las correspondencias. La admiración que Baudelaire les profesa se extiende también al matemático Wronski, a Lavater, a Fourier y a Joseph de Maistre, cuyo catolicismo iluminista pleno de resonancias esotéricas “alimenta al poeta de formas ambientales para su especulación sobrenatural”.

Pueda yo un día instalarme en esa ciudadela – había escrito–. Sobre las murallas, que me desgarre hasta los huesos, para que el tumulto de los fantasmas ilusorios no penetre en la cámara actual.sixteen

La mitología llega desde el origen y nace al mismo tiempo que el pueblo, conjuntamente con su conciencia­ primordial. Cuando los grupos humanos comienzan a dar testimonio real de su existencia, ya veneran a esos personajes notables cuyo recuerdo proviene de un remoto pasado. Schelling se pregunta si el Heleno seguiría siendo un heleno y el Egipcio un egipcio si se les quitaran sus respectivas mitologías, ya que preci­samente, son tales, gracias al hecho mismo de poseerlas.

Como Novalis, considera que la tarea suprema de la cultura consiste en apoderarse del “yo” trascendental. Para ello, el poeta deberá sustraerse a la experiencia sensomotriz mediante un heroico trabajo de despojo, tornar a la psique permeable y receptiva y avanzar unificando la aparente pluralidad del cosmos en una introversión incesante.

El concepto trascendente e inmanente que cada una de ellas asigna a la Divinidad, engendra distintas actitudes.

De estos planos en que puede expresarse el sentimiento religioso, Baudelaire ha elegido desde el comienzo el misticismo “hecho para los alquimistas del pensamiento”. En Mon coeur mis à nu se lee esta reveladora confesión: “Desde mi infancia, tendencias al misticismo. Mis conversaciones con Dios”, y en Journaux intimes: “Panteísmo. Yo soy Todo; Todo es Yo”. Sin embargo, el misticismo baudelaireano no conduce al panteísmo espinosista, sino que, a través del romanticismo, coincide con la teosofía de Boehme que, impregnada de elementos ocultistas, muestra una doctrina religiosa según la cual el universo y el hombre son símbolos de Dios. Esta concepción se asienta sobre el principio ocultista de las analogías. El macrocosmos corresponde al microcosmos a causa de la Voluntad infinita y la Intención eterna que coordinan los elementos de los distintos planos. Tal como la Tradición click for more info lo explain, Dios es la explicación suprema del Universo, el principio a que se refiere toda la intencionalidad que anima al cosmos y al hombre. “Las cosas –escribe Baudelaire en L`artwork romantique– se han expresado siempre por una analogía recíproca, desde el día en que Dios hizo al mundo como una totalidad compleja e indivisible”. A despecho de su pretendido dualismo, el pensamiento del poeta tiende decididamente a la Unidad.

Como diría Ouspensky, la poesía ve más y a mayor distancia, en el principio de la visión; el verdadero poeta es de hecho un clarividente. “Sólo ese fino aparato al que se llama el alma del poeta puede comprender y sentir el reflejo de los significados ocultos en el mundo formal”.one

De todos modos, el hombre considerado “primiti­vo” conserva, aunque sensiblemente deformadas, ciertas características del hombre primordial. Por ello el estudio sin prejuicios de su estructura psíquica puede permitir una aproximación a la mentalidad de aquellos que vivieron los mitologemas en un mundo distinto donde los Dioses efectuaban los gestos ejemplares y con sus actos fundaban la civilización.

La puerta es estrecha y angosto el ca-mino que conduce a la vida, y pocos son los que lo encuentran.

Un nivel supraético, a­temporal e impensable en el que la personalidad ordinaria,­ el “yo” de la experiencia sensomotriz desapa­rece, para dar paso al “hombre nuevo”, capaz de conocer­ la realidad y prescindir de las nociones relativas.

8º En fin de cuentas, todas estas vías convocan a la experiencia por medio de sucesivos despojos y transformaciones de estado, que buscan lo en sí inmanifiesto o el “conocer desconociendo”.

De la “heterológica” de las sociedades arcaicas, al shamanismo y los ritos de iniciación; de las técnicas del yoga y los misterios eleusinos a las prácticas ocultistas y la aprehensión del poeta, la liberación del principium indi-viduationis, es decir, la substitución del estado de vigilia regular por un estado de hiperlucidez,­ es siempre el camino propuesto para trascender el nivel ordinario de la mente y experimentar el torrente de la vida universal.

En cuanto a Sade, más allá de su perfil infernal y del clima aberrante y monstruoso que caracteriza a sus obras, ha sido interpretado en su dimensión verdadera por quienes desafiando prejuicios siguieron aquellas palabras de Swinburne: “Acercaos y oiréis palpitar en esta carroña cenagosa y sangrienta las arterias del alma common”.

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